martes, 8 de enero de 2008

ELEGIA A SANTO DOMINGO


Santo Domingo quisiera
dejarte a ti y a tu gente
el recuerdo que latente
yo viví en mi primavera.
Cada estampa es la quimera
que va dejando una huella,
cada página de aquella
etapa es viva conciencia
hechos de la adolescencia
que siempre fue la más bella.
Al pensarte, cada estrella
cada luna, cada cielo,
es como quitar el velo
de alguna vieja querella.
Cuando te pienso destella
la fraguada juventud
y hoy en otra latitud
donde te buscan mis manos
escribo estos versos sanos
en pos de tu gratitud.
Yo que caminé tus calles,
tus aceras y tus trillos,
con lenguaje de bolsillos
hoy recuerdo tus detalles.
Yo que disfruté los valles
de Cuba entera te digo
como pueblo te bendigo
porque a pesar del dolor
tu no has perdido el honor
de ser mi mejor amigo.
Aquí te llevo conmigo
a cada paso lejana
y al mirar por mi ventana
tu paisaje yo consigo.
Eres de Cuba el ombligo
el centro de aquel sitial,
eres azúcar, central,
eres guarapo y canción,
eres hoy mi inspiración
en plena etapa otoñal.
Para mi es tan natural
cerrar mis ojos y verte
porque todo el tiempo inerte
tiende a ser tiempo inmortal.
Yo bebí de tu brocal
el agua fresca en tinaja
y si la sed se mortaja
y hoy me miras cabizbajo
ya se acabará de un tajo
ese dolor que hoy te ultraja.
Si tirara la baraja
o fuera alguna profeta,
te diría que a un poeta
no le asusta una navaja.
Que por suerte la ventaja
de tener un don divino
es poder ver el camino,
que ya comienza a aclarar
y tu podrás retomar las
riendas de tu destino.
Esta noche un desatino
de escribirte me convoca
a decir por esta boca
este verso repentino.
Gracias doy a Dios Divino
pues por su luz te distingo
y aunque en este suelo gringo
al que quiero de verdad
yo añoro la libertad
y verte Santo Domingo.