
Tus dos pisos de madera
crujen bajo mis zapatos
fueron tan buenos mis ratos
saludando tu bandera.
En tí yo aprendí y si fuera
al tiempo de mi niñez
yo volvería otra vez
a sentarme en un pupitre
donde el fuego como un buitre
acabó con tu esbeltez.
Estampas costumbristas y décimas en lenguaje -de a bolsillos-, como dice la autora, con imágenes que están en su memoria. Videos, fotos, recuerdos, para no olvidar la década entre 1960 al 1970, que vivió en Santo Domingo, Las Villas, Cuba, a quien rinde tributo con este su decir jocoso y sencillo. G.G.S.