Para hablar de Doris Vazquez hay que estar escribiendo muchas páginas, hasta diría que ella merece un libro de su vida, la dedicación a su familia, al prójimo, su espiritualidad, su dulzura, su tezón, sus artes, en fin esta mujer es un derroche de virtudes y esto no permite que veamos sus defectos que existiran, como en todos los seres humanos, pero ante su amor incondicional nos quedamos ciegos para las pequeñas sombras que a veces nos cobijan. Su casa es como un aeropuerto, una terminal, donde buscábamos compartir con ella ,un té, una historia de amor, un consejo, una alegría y un dolor, aquí en esta foto la visité a ella y comparto con sus hijos y nietos, especialmente con una niña que tiene un talento único, Ivet, y años después la pequeña convertida en una linda jovencita baila en mi casa, demostrando sus habilidades..........su talento por el baile, es una artista de verdad.
